En muchas comunidades alrededor del mundo, tanto los hombres como las mujeres tienen definido las labores según el sexo y posición en la familia. En las comunidades del tercer mundo en este caso, como Indonesia y Kenia, las mujeres producen la mayoría de los alimentos en siembra, cosecha, crianza y venta del ganado. Los hombres se encargan solamente de supervisar el trabajo de las mujeres. Los hijos e hijas son descuidados y muchas veces olvidados en sus necesidades como personas menores de edad. Hay misiones internacionales que han ayudando a distribuir los roles de trabajo con exitosos programas. En el año de 1973, un programa de origen estadounidense llamado "La enmienda de Percy" inició con el Programa Mujeres en Desarrollo, WID. Este programa fue llevado hasta estas comunidades para hacer equitativo y más productivo el trabajo de la siembra, cosecha, crianza, venta de vegetales y animales entre los miembros de las familias. Hombres y mujeres son incorporados con estos programas a realizar roles equitativos en la agricultura y la ganadería ayudando también con la distribución exitosa de sus tiempos, de tal forma que sea posible la atención del campo, los animales, el envío de sus hijos e hijas a la escuela, alimentarlos bien e inclusive tener tiempo para el esparcimiento y practicar sus cultos religiosos.

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